MNCT 967 – ¿Por qué no siempre vivimo desde Mente?
“Teniendo una reverencia por la vida, entramos en una relación espiritual con el mundo. Practicando la reverencia por la vida nos volvemos buenos, profundos, y vivos.”
-Albert Schweitzer
Estamos terminando nuestro último fin de semana del programa de grupo pequeño Living from Mind (Viviendo desde Mente), y uno de los temas que hemos estado explorando ha sido este:
Siento que a todos nos encanta y todos valoramos la riqueza, los sentimientos profundos, y la sabiduría que obtenemos al vivir desde la mente más profunda, ¿cómo es que no lo hacemos todo el tiempo?
He batallado con esta pregunta durante algunos años de mi vida, y la metáfora que comparto habla tanto de mis propias experiencias de esencia espiritual como de mi renuencia a compartirlas tan abiertamente como me era posible:
Imagina que eres el piloto de una pequeña nave espacial patrullando los campos de asteroides en el cuadrante Gamma. Desde que tomaste el empleo has escuchado rumores de un asteroide inusualmente grande conocido únicamente cómo XCF-531 y que, se dice, está hecho de un raro mineral con cualidades curativas excepcionales. Algunas de estas historias sobre el asteroide son de proporciones casi bíblicas, y cuentan leyendas de antiguas civilizaciones que construyeron su hogar sobre él e intrépidos exploradores que de alguna manera habían encontrado su camino hasta él siglos antes de que los viajes espaciales fueran siquiera inventados.
Por supuesto, a la primera oportunidad que tienes vas a verlo, pero te decepciona el descubrir que se ve como cualquier otro asteroide – desolado, rocoso, estéril – y adjudicas las historias a la hiperactiva imaginación de un populacho supersticioso.
Pero un día, tu patrullaje te lleva de nuevo a las cercanías de XCF-531 y decides echar un vistazo más de cerca. En el momento en el que tu nave entra en su órbita experimentas un sentimiento pacífico, casi somnoliento. Inmediatamente checas si los niveles de oxígeno de tu nave han bajado, pero encuentras que todos los sistemas de la nave están estables.
Conforme te acostumbras a la órbita, miras hacia bajo y, para tu asombro, lo que a distancia parecía un desierto estéril aparece lleno de vida. El asteroide completo parece estar vivo, y casi puedes escuchar el murmullo de esa vida por sobre el rugido de los motores de tu nave espacial.
Revisas las lecturas de la nave y encuentras, para tu sorpresa, que la atmósfera del asteroide puede soportar vida humana, así que decides ignorar el protocolo y bajar a la superficie del asteroide. A pesar de que sabes que deberías tener miedo de estarte metiendo a lo desconocido, te sientes sorprendentemente calmado, como si cada célula de tu cuerpo te estuviera diciendo que todo está bien.
Lo que sucede a continuación es un tanto confuso. Lo primero que notas es el sentimiento – una especie de impulso eléctrico dichoso que normalmente asocias con el dulce vacío del momento en que despiertas, antes de que las preocupaciones del día encuentren su camino de vuelta a tu cabeza. Pronto, empiezas a acostumbrarte al sentimiento, y la somnolencia es reemplazada por un notable sentido de tranquilidad y claridad. Tus sentidos parecen alertas, y puedes ver una fuerza de vida casi invisible emanando del próspero ecosistema sobre la superficie del asteroide.
Mientras disfrutas respirando la bien oxigenada atmósfera, casi puedes sentir tu cuerpo rejuvenecer al reposar en una dicha curativa. Con tu renovado sentido de claridad mental, te encuentras simplemente sabiendo cosas que te has preguntado por años, e imaginas cuán mejor sería tu vida si pudieras vivirla con este estado de alerta mental y profundo bienestar.
Demasiado pronto es hora de volver a tu nave, y decides no sólo regresar diario, sino compartir las propiedades curativas de lo que has sentido y visto con el universo entero para que nadie vuelva a necesitar sufrir.
Al ir saliendo de la órbita del asteroide, emocionado de compartir tus hallazgos con otros, ni siquiera notas los sentimientos de bienestar deslizándose fuera de ti y las preocupaciones del mundo reemplazándolos. De hecho, mientras más te alejas de el asteroide, más parece que la experiencia completa no fue sino un sueño. Seguramente esa fuerza de vida que viste fue sólo una ilusión óptica, e incluso si el asteroide pudiera sostener la vida, no habría manera de que tuviera las efectos curativos que imaginaste.
Decides no reportar lo que viste a tus colegas, no vayan a pensar que te volviste algo loco por pasar demasiado tiempo solo, y pronto retomas tus patrullajes como fueron antes, sólo de vez en cuando pensando en el recuerdo de los hermosos sentimientos que experimentaste orbitando el XCF-531 y preguntándote cómo sería regresar…
Si bien tiene sus méritos entender por qué incluso aquellos de nosotros que hemos sido afectados de manera profunda por el espíritu regresamos a nuestro corazón espiritual sólo ocasionalmente, el opuesto de esta exploración está al centro de nuestros intensivos Time to Thrive intensives:
¿Cómo podemos vivir más en sintonía con la mejor parte de nosotros mismos, la más profunda y auténtica? ¿Qué tipo de mundo se crea cuando buscas primero prosperar en ti mismo y en tu vida?
Las respuestas a estas preguntas son las que estoy viviendo en mi propia vida, y me encantaría escuchar lo que tú has descubierto hasta ahora…
¿Cuál es tu experiencia de la mente más profunda? ¿Cómo mantienes tu conexión con ella? ¿Qué ha evocado en ti el tip de hoy?
Por favor, comparte tus pensamientos en la página Inside-Out community page!
Con todo mi amor,
Michael.