MNCT 980 – La página de inicio de Facebook de la mente.

MNCT 980 – La página de inicio de Facebook de la mente.

“Lo que piensa el pensador, lo comprueba el comprobador.”

– Leonard Orr

Hace un par de meses, no mucho antes de las elecciones parlamentarias en el Reino Unido, mi esposa hizo una observación interesante. “En base a mi página de inicio de Facebook, el Partido del Trabajo va a ganar estas elecciones por mucho.”

Cuando miré su página de inicio en Facebook y me di cuenta de lo que quería decir. No sólo había muchas publicaciones, ligas a noticias y blogs acerca de cómo el Reino Unido se volvía a inclinar a la izquierda, hasta los anuncios y las historias sugeridas parecían indicar una nueva marea en la política británica. Sabiendo una que otra cosa acerca de sesgos y la naturaleza de las redes sociales, no me quedé del todo convencido.

Cuando se dio la elección y resultó que los Conservadores ganaron por una mayoría que pareció tomar por sorpresa a casi todos las agencias de noticias (y prácticamente a todos los amigos de mi esposa en Facebook), se confirmaron mis sospechas. El problema de acudir a Facebook para ver en qué dirección están soplando los vientos de cambio es que tus preferencias determinan la dirección del viento.

Sin pretender saber nada acerca de cómo Facebook filtra sus páginas de inicio, parece bastante claro que cada vez que das un “Like” a una publicación, aparecen más publicaciones parecidas a la que te gustó y menos diferentes a ella. Programas como Pandora y Stumble Upon utilizan un algoritmo similar para ayudar a los usuarios a diseñar estaciones de radio perfectas, que sólo tocan canciones que les gustan mucho y a nada más accesar a sitios web que reflejan sus intereses personales.

De hecho, las redes sociales hacen nuestros túneles de realidad más angostos al incluir cada vez más “evidencia” que confirma nuestros sesgos preexistentes y cada vez menos evidencia de que existan en el mundo personas felices y exitosas que piensen de manera diferente a nosotros.

El punto al que quiero llegar, como ya habrán adivinado, no tiene nada que ver con los méritos relativos de las redes sociales. Es sólo que la mayoría de nosotros no está consciente de que nuestra mente trabaja exactamente de la misma manera. Cada vez que le otorgamos nuestra atención a un pensamiento que está pasando por nuestra cabeza, el algoritmo asociativo de la mente mandará más pensamientos como el que estamos pensando; y cada vez que un pensamiento pasa y no logra cautivar nuestra atención, desaparece en el fértil vacío del cual vino.

Si alguna vez has tenido una discusión con algún amigo o familiar (y asumo que así ha sido), has experimentado esto por ti mismo. Tan pronto como hacen eso que te saca de tus casillas, empiezas a pensar en la última vez que lo hicieron, y luego en la vez anterior. Más pronto que tarde, la “Página de Inicio del Facebook de la mente” no te muestra más que ejemplos de la historia de malhechor de la otra persona y tu postura heroica en su contra y en contra de gente como ellos a lo largo de tu vida.

Durante el tiempo que dure la tormenta de pensamiento no aparecerán en el torrente de tu pensamiento ejemplos de su bondad, su inteligencia, su amor; una vez que la tormenta pasa, el torrente de pensamiento vuelve gradualmente a presentar recuerdos de buenos momentos que no sólo te recuerdan por qué los amas tanto, también te traen compasión por sus inevitables momentos de confusión e inseguridad.

De manera similar, cuando estamos infatuados con un nuevo bebé, un nuevo juguete o una causa en el mundo, nuestro torrente interno se llena de pensamientos acerca de lo maravillosos que son y lo maravillosa que será la vida con ellos. Después, cuando la infatuación cede, nuestra “página de inicio” vuelve a introducir pensamientos que nos recuerdan que, por lo menos en este planeta, no hay luz sin oscuridad, no hay bien sin mal, no hay izquierda sin derecha.

Así que ¿qué debemos hacer con una mente que a menudo parece tener una mente propia?

Aquí presento dos estrategias populares en las sociedad actual, seguidas por una alternativa mucho más simple, pero que quizá parezca radical.

1. Pensamiento Positivo

La idea detrás del pensamientos positivo en tanto que estrategia para la felicidad y el éxito es clara. Puesto que la mente trabaja como una página de inicio de Facebook, trayendo a nuestra atención más de lo que nos “gusta”, más atendemos los pensamientos y sentimientos positivos y menos nos preocupamos acerca de los negativos, y por ende, más pensamientos y sentimientos positivos tenderemos a tener.

Y eso sería cierto, excepto por el hecho de que el arte de dividir el mundo en positivo y negativo (por ya no decir “me gusta” y “me disgusta”) crea la misma dualidad que estamos tratando de escapar con nuestro “pensamiento positivo”. Es difícil, si no es que imposible, hacer que algo sea enteramente bueno sin hacer de su opuesto algo enteramente malo – y el diablo se esconde en el detalle de quién decide qué es qué en el camino.

2. Mindfulness

La meditación tradicional de Mindfulness nos alienta a permanecer presentes a nuestro cuerpo físico – quizás al poner nuestra atención en nuestro respirar o nuestro caminar en el momento presente – mientras observamos nuestros pensamientos flotar como lastre ya tirado en el rio de nuestro pensamiento. Al permanecer sintonizados a lo que está apareciendo en nuestro torrente de noticias mental sin dar click en los botones de “me gusta” o “me disgusta”, somos capaces de permanecer sanos aún cuando nuestro pensamiento se está volviendo loco.

Esto nos permite tener una perspectiva de las cosas más calmada, más sabia, y junto con las meditaciones de amor y amabilidad, la oración, y otras prácticas diseñadas para ayudarnos a ser compasivos hacia todas los seres vivos, incluidos nosotros mismos, nos movemos a través del mundo en un deliberado intento de honorar el voto del Bodhisattva – “mientras dure el espacio y mientras haya seres vivos, hasta entonces pueda yo también disipar la miseria del mundo.”

Pero la limitación central de la práctica del mindfulness es que, de hecho, tienes que practicar – y por los millones de personas que se están acercando a la práctica del mindfulness no para disipar la miseria del mundo tanto como para bajar sus niveles de estrés en el trabajo, la disciplina de la práctica constante parece un alto precio que pagar cuando unas cuantas cervezas después del trabajo y una prescripción de Xanax parecen tener casi el mismo efecto.

3. Escuchar más allá del pensamiento

Hubo una época, cuando nuestro hijo estaba en la preparatoria, que estábamos preocupados de que se estuviera volviendo adicto a las redes sociales. Después de unos cuantos intentos de imponer restricciones externas en su tiempo de computadora, decidimos simplemente observar y esperar a ver si se nos ocurría algo a nosotros o a él que pudiera regresarlo a la vida y lo alejara de su estupor. Para nuestro deleite, y para mi sorpresa, un día volvió a ser el mismo de antes.

Esperé unos días, pero cuando siguió sin desaparecer en sus aparatos, le pregunté qué había cambiado. “Oh,” dijo casualmente como si fuera lo más obvio del mundo, “borré mi cuenta de Facebook.”

Ahora, esto no pretende ser una letanía en contra de las redes sociales – paso tiempo y gasto dinero en línea y verdaderamente disfruto mantenerme al día con respecto a las vidas de mis amigos e incluso de mis “amigos”. Pero lo que sucedió con mi hijo apunta a una capacidad siempre disponible dentro de todos nosotros, pero que con frecuencia ignoramos.

Cuando permitimos que nuestra página de inicio de Facebook mental haga lo que quiera sin ningún intento por nuestra parte de direccionarla, controlarla, o incluso ser particularmente consciente de su contenido, emerge entonces un algoritmo oculto. En vez de obtener más pensamiento aparentemente positivo o negativo, empezamos a obtener menos pensamiento.

Y los pensamientos que parecen sí pasar a través de nuestro torrente interno parecen ser de una mayor calidad – sabiduría proveniente de algún lugar profundo en nuestra consciencia. Nuevas revelaciones e ideas parecen ocurrírsenos, y con frecuencia sabemos qué hacer sin tener mucha idea de por qué lo sabemos. Esta capacidad innata es parte de lo que llamo “el principio de Mente” – una inteligencia fundamental preexistente que puede verse a través del mundo natural y que aparece en los seres humanos tanto en forma de sentido común como en forma de profunda sabiduría.

Así lo describí en The Inside-Out Revolution:

El Principio de Mente parece trabajar a través de nosotros en dirección de la salud y el bienestar. Es una especia de sistema inmune espiritual que nos devolverá a la paz en el momento en que le dejemos de estorbar. Ni siquiera se me ocurriría tratar de curar una herida en mi dedo; no necesito tratar con tanto esfuerzo curar mi psique herida.

La razón por la que tan pocos de nosotros logra experimentar este poder en nuestra vida es que estamos demasiado ocupados tratando de arreglarlo todo nosotros mismos. Irónicamente, al igual que el piloto que trabaja de más en los controles de un avión diseñado para equilibrarse automáticamente, nuestras constantes afirmaciones e intervenciones con frecuencia estorban los intentos de nuestra mente de regresar a la claridad y la salud.

Nos esforzamos tanto en recordar vivir de acuerdo a la sabiduría y las revelaciones de otros que a veces nos olvidamos de que la fuente de la sabiduría está también dentro de nosotros. Las revelaciones son el efecto secundario natural de vivir con una mente relativamente callada y un sentimiento relativamente hermoso. Olvídate de las palabras, quédate con el sentimiento, y las revelaciones se seguirán presentando.

Al abandonar tu mente a sus propios medios, sin tratar de controlarla, sin tratar de inconscientizarla con drogas o distracciones, sin tratar de sobre-conscientizarla a través de prácticas de meditación, te encontrarás a ti mismo cada vez más en un estado que los budistas tibetanos llaman “no meditación sin distracción” y que los occidentales tendemos a llamar “flujo” o “estar en la zona”.

Y cuando estás en esa zona, te encuentras en armonía natural con el flujo de la sabiduría y el bienestar – y la página de inicio de Facebook mental sigue fluyendo calladamente en segundo plano sin crear limitación alguna en nuestro mundo.

Con todo mi amor,
Michael.

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